La identidad ética del contador público y el éxito del Código de Ética Profesional
The ethical identity of the public accountant and the success of the Code of
Professional Ethics
Orlando Avendaño Calderon1*
1Escuela Profesional Contabilidad, Facultad Ciencias Empresariales, Universidad de los Andes, Perú
INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO Resumen
Historia del artículo
Recibido: 02 de marzo 2022
Aceptado: 24 de mayo 2022
Palabras clave:
Ética, Moral, Identidad, Código de
Ética, contador público.
El presente artículo de revisión bibliográfica, se centra en la
construcción de la identidad ética del contador público, a través del
análisis de los puntos de vista de Kant, Nietzsche, Taylor,
Habermas, Lehman, Gaffikin y Lindawati. Partiendo desde la
construcción de la identidad del individuo (contador público), y
pasando por la importancia del discurso, no como simplemente
lenguaje, sino una forma reflexiva de argumentación. Se presentan
unos casos de escándalos financieros que justifican el
establecimiento de un Código de Ética Profesional, cuyo éxito se
logra a través de la adhesión (y sometimiento) de los contadores
públicos a códigos de conducta, lo que facilitaría la construcción de
una identidad ética que haría que el contador público, actúe con
una fuerte moral.
Abstract
Keywords:
Ethics, morals, identity, ethical
code, public accountant.
This bibliographic review article, focuses on the construction of
the ethical identity of the public accountant, through the analysis of
the points of view of Kant, Nietzsche, Taylor, Habermas, Lehman,
Gaffikin and Lindawati. Starting from the construction of the identity
of the individual (public accountant), going through the importance
of discourse, not as a simple language, but as a reflective form of
argumentation. There are some cases of financial scandals that
justify the establishment of a Code of Professional Ethics, the
success of which is achieved through the adherence (and
submission) of public accountants to codes of conduct, which would
facilitate the construction of an ethical identity that would make the
public accountants will act with strong morale.
* Autor de correspondencia: Orlando Avendaño Calderon; e-mail: orlando19081982@gmail.com
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Orlando Avendaño
Introducción
La palabra ética proviene del griego
ἔθος”, y representa costumbre, esto
sumado al sufijo “ικος (relativo a), forma
la palabra “ético” que significa relativo a
la costumbre. Por su parte, el diccionario
de la Real Academia Española (2019)
define a la ética como un “conjunto de
normas morales que rigen la conducta de
la persona en cualquier ámbito de la
vida.” Se puede decir que, en síntesis, la
ética es una declaración moral que
separa lo malo de lo bueno. Mientras
que, para muchos autores, filósofos y
pensadores, la ética es simplemente
“carácter”.
Aristóteles (385 a. C), por ejemplo,
definió a la ética simplemente como la
búsqueda de la felicidad. Esta definición
plateada por Aristóteles, se basa en que,
según él, existen tres tipos de vida: la
primera clase de vida, es una vida de
placeres y diversiones o Hedoné, la
segunda clase de vida es la vida de los
honores o timos, que se basa en el
reconocimiento público, y la tercera y
última clase de vida, es la vida teorética,
la cual es la vida contemplativa del
hombre, siendo esta la que conduce a la
felicidad. En contraposición, Kant (2002a,
p. 25) argumentaba que la moral rara vez
tenía algo que ver con felicidad y que,
una acción moral, es aquella que se
realiza desde un sentido del deber.
Siguiendo la idea de Aristóteles,
Nietzsche (2000, p. 39), plantea lo que se
conoce como ética de la autorrealización,
entendiendo a la felicidad, como la
creación de sí mismo “La felicidad del
varón se llama: yo quiero”. Taylor (1996,
p. 131), hace lo suyo, planteando que
para lograr una identidad (y una ética), es
posible mediante la construcción de un
“yo”. Mientras que para Habermas (1991,
p. 42) hay una distinción entre moral y
ética; y tal distinción, tiene la ventaja de
permitirnos sentir que las opiniones
éticas pueden ser correctas o incorrectas,
mejores o peores.
Es importante recordar que, la ética
como valor, ha tenido diversos puntos de
vista a lo largo de la historia y de los
cuales muchos de estos enfoques, han
contrapuesto el planteamiento de Kant
(2002a), quien veía a la ética como un
valor universal. Por su parte Lehman
(2004, p. 50) expresa que, para la
contabilidad, el papel de la teoría moral
ha sido reemplazado por un enfoque en
el cual, el procedimiento descuida a los
valores que dan forma a una sociedad
civil.
Al estudiar el tema de la ética, es
necesario tomar en cuenta ciertas
consideraciones morales sobre las cuales
basarse. Estas vendrían siendo; religión;
conciencia; individualismo; respeto;
derechos; utilitarismo; justicia y virtud.
En tal sentido, el relativismo cultural
juega un papel importante en las
consideraciones éticas y morales. El
relativismo cultural, es una corriente
antropológica establecida por Boas
(1887, p. 142), que se opone a la
corriente darwiniana, específicamente,
en la propuesta de que la raza determina
la vida cultural de una comunidad. Por tal
motivo, el relativismo cultural plantea
que cada cultura debe ser estudiada
desde sus propias creencias, valores,
hábitos, entre otros.
Por tal razón, el relativismo cultural
imposibilita un estándar moral que
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determine lo que es malo y lo que es
bueno, pues este niega la posibilidad de
realizar juicios morales a determinados
actos de manera universal. Por otro lado,
se podría decir que el relativismo cultural
busca “tolerar” estos actos sin importar
lo perjudicial que estos pudieran ser.
A partir de este punto, surge la
impresión de que un Código de Ética
Profesional emitido por un organismo
internacional y el relativismo cultural son
incompatibles, pues mientras que el
primero busca implementar un
comportamiento ético universal, para el
segundo la ética es implícitamente
relativa. En tal sentido, cuando se trata de
establecer Códigos de Ética
Profesionales, el desafío es poder
equilibrar y armonizar los derechos
individuales con los grupales.
Además, es importante para el
estudio mencionar la definición de la
palabra la identidad. Según la fuente de
Significados (2018), la identidad es un
conjunto de características que le son
propias a la persona y con las cuales, se
basa su percepción con respecto a otros.
Además, cabe destacar que la identidad
se considera como una cualidad que
iguala al individuo con el resto, pues
identidad surge de idéntico.
El presente artículo de revisión
bibliográfica, se desarrolló tomando en
cuenta el paradigma cualitativo e
interpretativo de la investigación, el cual
permite realizar interpretaciones con el
fin de deliberar sobre las distintas
realidades y el sentido en que los
individuos intervinientes moldean dicha
realidad. En tal sentido Galeano, (2004, p.
18), afirma que este enfoque cualitativo
“apunta a la comprensión de la realidad
como resultado de un proceso histórico
de construcción a partir de las lógicas de
sus protagonistas, con una óptica interna
y rescatando su diversidad y
particularidad”.
Así mismo, se realizó empleando
exclusivamente técnicas del método
documental, ya que, como lo expresa
Palella y Martins “Se concreta
exclusivamente en la recopilación en
diversas fuentes. Indaga sobre un tema
en documentos escritos u orales-; uno
de los ejemplos más típicos de este tipo
de investigación son las obras de
historia”. (Palella, S. y Martins, P; 2010, p.
90).
En este sentido, fue necesario la
revisión bibliográfica de Kant, Nietzsche,
Taylor, Habermas, Lehman, Gaffikin y
Lindawati, y su relación con la ética del
profesional de la contabilidad, así como
otros documentos relacionados; con el
fin de realizar el análisis inductivo e
interpretación de las mismas, con el fin
de buscar una comprensión general del
estudio como un todo, para evitar la
pérdida de su significado integral.
De dicho análisis, se encontró que tras
las reflexiones que estos autores
exponen, es posible la construcción de
un “yo” que conlleve a la identidad ética
del contador público. Para comenzar, se
muestran algunos escándalos financieros
por prácticas poco éticas. Después, se
presentan los argumentos y el papel del
lenguaje en la construcción de la
identidad ética del contador público y,
por último, se exhibe la importancia y el
éxito del establecimiento del Código de
Ética Profesional. Siendo los resultados
más relevantes:
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Es posible que la persona (contador
público) alcance su identidad individual,
a través de la sujeción a un código de
conducta y de un exhaustivo proceso de
autorrealización que lo hará poseedor de
una fuerte moral.
El discurso no es simplemente un
lenguaje, sino una forma reflexiva de
argumentación que apunta a alcanzar un
consenso racional. En tal sentido, la
comunicación, contribuye al
mejoramiento de las sociedades
evitando y resolviendo conflictos.
La actuación de un contador público,
que ha que se ha formado su identidad
ética, se considera correcta cuando esta
tiende a preservar la integridad, el honor
y la reputación de la profesión. Está mal
cuando tiende a lo contrario.
A raíz de los escándalos financieros
más sonados, se hizo necesario recurrir a
la implementación de leyes y códigos de
conducta que más tarde se convirtieron
en Códigos de Ética Profesional, y
El éxito en la implementación del
Código de Ética Profesional, se logra a
través de la adhesión (y sometimiento)
de los contadores públicos a códigos de
conducta.
Desarrollo y discusión
Escándalos Financieros
El caso de Enron generó que decenas
de miles de personas, entre
inversionistas y los propios empleados
de la compañía, perdieran todo o gran
parte de sus ahorros, a causa de un
comportamiento poco ético por parte de
1 Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.
la directiva. Tanto el expresidente Jeffrey
Skilling, como el exgerente general
Kenneth Lay, fueron prevenidos de
antemano por los profesionales
calificados del desastre que podía ocurrir
producto de las cuestionables maniobras
financieras empleadas, las cuales le
permitieron a la directiva, seguir
percibiendo sus enormes salarios.
Además, gracias a dichas maniobras, la
directiva podía ejercer opciones de
compra de las acciones de Enron a precio
preferenciales, engañando a los
inversionistas, a los consejeros de
inversión y a la Securities and Exchange
Commission, SEC (1). (Calderón, 2006).
Entre los cargos que enfrentan se
encuentran: malversaciones,
conspiración y fraude con valores
relacionados a la presentación de los
estados financieros que transgredían las
normas y principios contables. Otro de
los acusados en el caso Enron, es el ex
jefe de contabilidad, Richard Causey,
pues si bien los fiscales no creen que él
haya robado millones de dólares de los
numerosos acuerdos sospechosos,
(tratos con empresas relacionadas, fuera
de su contabilidad, para ocultar deudas e
inflar resultados), sí creen que Causey
conoce los detalles de muchos de estos
tratos. (Calderón, 2006).
Por su parte, el caso Worldcom
también es sobre fraude en los estados
financieros, ya que la compañía registró
durante el año 2001 y el primer trimestre
del 2002, los costos de línea como
inversiones de capital. Estos costos de
línea, eran honorarios que Wolrdcom
pagaba a otras compañías del negocio
de las telecomunicaciones, por el
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concepto del acceso a sus redes de
comunicación. (Calderón, 2006).
Este acto perjudicó a los inversionistas
y acreedores, pues los estados
financieros mostraban cifras que no
correspondían y que afectaban
directamente al flujo de efectivo
proveniente de las operaciones. En tal
sentido, la empresa mostraba una
utilidad mayor, aunque realmente el flujo
de efectivo era bastante bajo, ya que los
costos de línea fueron pagados por
Worldcom a las empresas de
telecomunicaciones por sus servicios.
(Calderón, 2006)
Otros casos ocurridos son los de
Ahold, AIG, AOL, Global Croossing,
Merck, Nortel, Waste Managment, Xerox
y las últimas indagadas por fraudes y
escándalos financieros son: la empresa
japonesa Livedoor, Volkswagen,
DaimlerChrysler, Infineon, BMW,
Cendant, entre otros. (Calderón, 2006).
En respuesta a los escándalos de Enron,
Tyco International y Arthur Andersen,
entre otros, surge en el año 2002 la Ley
Sarbanes-Oxley, o Ley SOx. Esta Ley tiene
como propósito, monitorear a las
empresas que cotizan en la bolsa y
reguladas por la Securities and Exchange
Commission SEC. (Matallana, S. y Segura,
D., 2014).
Así mismo, se pensó que la
implementación de un Código
Internacional de Ética Profesional crearía
un referente de comportamiento que, al
ser cumplido por todos los contadores
públicos, minimizaría las conductas
profesionales inadecuadas. La
importancia de una conducta ética,
radica en que la profesión contable está
enfocada al interés público y no para
satisfacer los requerimientos de clientes
o entidades que tienen en su nómina a
profesionales de contabilidad.
En tal sentido, Orozco, et al. (2018, p.
38) afirman que el contador público,
debe inspirar credibilidad y confiabilidad
en la información que suministra,
además, debe dar veracidad en su
actuación profesional, estando esta
siempre apegada a la ley. Por su parte, el
planteamiento del Zaratustra de
Nietzsche (2000, p. 179) “«El hombre
tiene que mejorar y que empeorar» -
esto es lo que yo enseño. Lo peor es
necesario para lo mejor del
superhombre.” implica que el hombre, en
este caso puntual, el contador público, a
través de sujeción y las circunstancias
negativas que ha experimentado, puede
fortalecer sus propios valores, y que una
vez que llega al Übermench
(superhombre), puede trascender de
estos y construirse una identidad ética
tan sólida, que en su conducta siempre
inspirará confianza.
La identidad ética del contador público
Es necesario apuntar que,
dependiendo de cómo se enfoque la
ética, ya sea como doctrina, ciencia o
disciplina; existirán varias y diversas
definiciones de la misma, pero todas
estas apuntan a un objetivo en común,
que es estudiar a la moral. Como se dijo
anteriormente, la ética tiene su origen
del griego “ἔθος”, y denota su relación
con la costumbre, los hábitos y el
carácter. La ética es básicamente un
conjunto de normas y reglas de
conducta, que facilita la interacción
dentro de una determinada sociedad.
De igual manera, es importante
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señalar el origen de la palabra identidad.
La palabra identidad proviene del latín
“indentitas”, que proviene a su vez de
“Idem que significa “lo mismo”, y del
cual se desprenden frases del latín
clásico como, por ejemplo, non omnibus
idem mos est que se traduce como “no
todos tienen las mismas costumbres”
(Etimologias de Chile, 2021). Es de
destacar que, se percibe una dualidad
entre el significado de la palabra
Indentitas y su origen idem, ya que la
identidad se refiere a las características
propias que definen a una persona como
única, mientras que dichas
características, también definen al
individuo como semejante a otras
personas.
De ahí que, Gaffikin (2007, p. 1)
exprese que todas las personas por igual,
tienen una comprensión interna de lo
que constituye un comportamiento
ético, pero cuando se trata de definir a la
ética, esto se vuelve extremadamente
problemático, ya que esta se forma por
valores personales, culturales, sociales y
profesionales, los cuales son difíciles de
especificar (2). En tal sentido, Lehman
(2004, p. 43) menciona que basó su
trabajo en un estudio de Charles Taylor
para mostrar tanto a la ética del
contador, como a los dilemas morales
que confronta la contabilidad,
argumentando que los propósitos
comunes necesarios para que la
sociedad funcione, a menudo se
descuidan debido a las modernas teorías
2 “All people have some inner understanding of
what constitutes ethical behaviour but when it
comes down to defining ethics this is found to be
contables.
Además, afirma que tanto la
universalidad de la moral, que plantea
Kant (2002a, p. 11), como la integridad,
son esenciales dentro de una sociedad
comprometida con el desarrollo de la
moral. También argumenta que, una
comunidad no debe descuidar la
religiosidad, porque eso limitará los
medios donde se desarrollaría la
universalidad moral.
Ahora bien, desde la perspectiva de
Nietzsche (2005, p. 146), la universalidad
de la moral no puede, ni debe, ser
posible, pues como él argumenta, esta
universalidad acabaría con toda
identidad individual, ya que en ella todas
las diferencias forzosamente se
homologarían, o se unificarían,
devolviendo a los individuos a la
denominada “la moral del rebaño” o la
“moral del esclavo”. Sin embargo, hay
que considerar que es necesario que
exista algo ampliamente aceptado que
determine lo que es bueno y lo que no lo
es. Cabe destacar que la autenticidad
que Taylor (1994, p. 65) busca en su
teoría, en cierta medida guarda similitud
con el planteamiento de Nietzsche (2000,
p. 15) para alcanzar el “yo” y, por
consiguiente, la identidad individual.
Taylor (1994, p. 94) en su teoría,
plantea que es posible lograr una
identidad mediante la construcción de
un “yo” que respete todas las diferencias
extremely problematic as it is shaped by personal,
cultural, societal and professional values all of which
are difficult to specify”
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existentes, a la vez que reconoce y
confronta, todos los puntos en común
que surgen, a pesar de la diversidad en la
sociedad. En tal sentido, Lehman (2004,
p. 45) quien se basa en el planteamiento
de Taylor (1996, p. 157) ante la crisis
moral y ética en los malestares de la
modernidad, afirma que un camino para
escapar de los problemas éticos actuales,
es reconocer las dimensiones morales de
la sociedad y trascender del
“enamoramiento” de la modernidad con
el procedimiento técnico en el que se
encuentra la contabilidad.
Por otro lado, Taylor (1994, p. 28)
argumenta también que la ética a
expensas de la moral, solo crea
estructuras de valor objetivo, donde el
valor moral de las acciones se juzga
sobre la base de preferencias subjetivas,
en otras palabras, sobre la base de una
ética relativista, pues el valor moral no se
basa en la acción que se realiza en sí, sino
en el resultado obtenido por dicha
acción. Por otro lado, Nietzsche (1980, p.
2) argumentaba que se filosofa “con el
martillo”, cuando se critica a la metafísica
y a la moral, ya que esta crítica tiene
como fin la transvaloración de todos los
valores. Esta transvaloración se convierte
en una crítica a la moral, interpretando la
metafísica originada de la intención y de
una falsa moral originada de los errores.
Desde esta perspectiva, Taylor (1994)
parece estar de acuerdo hasta cierto
punto con la crítica de Nietzsche (1980),
3 “For accounting, the role of moral theory has
been superseded by a focus on procedure that
neglects the common values that shape a civil
society. Modern accounting, with its focus on
ya que él afirma que parte de cualquier
solución a los males contemporáneos de
la modernidad, es apreciar cómo la
cultura monista (que está constituida por
una misma sustancia) y egoísta, ha
actuado como un leviatán sobre las vidas
humanas. Así mismo, Taylor (2014, p.
737) afirma también que, el clima secular
que refleja el ambiente social que
culmina con la “muerte de Dios”,
expresión usada por Nietzsche (2000, p.
6), podría ser algo positivo, pues la
secularidad cierra lo viejo y abre nuevas
vías de fe.
En tal sentido, Lehman (2004, p. 50)
expresa que el papel de la teoría moral
en la contabilidad, ha sido reemplazado
por un enfoque procedimental donde se
descuidan los valores que dan forma a
una sociedad civil. La contabilidad
moderna, centrada en la eficiencia y la
eficacia, ignora la noción de una que
sociedad buena es lo que realmente da
forma a la justicia y a la rectitud (3).
Ahora bien, cabe preguntarse ¿Qué se
considera una sociedad buena?
Para Nietzsche (2005, p. 10), por su
parte, lo bueno no procede de aquellos
quienes dispensan bondad, pues
primero fueron los aristócratas quienes
se sintieron y se valoraron a sí mismos, y
a su obrar, como buenos, es decir como
algo de primer rango. Aunque esta
afirmación podría parecer algo clasista, el
motivo viene de una razón etimológica,
pues el filósofo alemán profundizando
efficiency and effectiveness, ignores the
supposition that it is the notion of a good society
that actually shapes justice and fairness”
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más allá, encontró que “bueno” viene del
latín bonus, pero en el sentido del
guerrero, constituyendo lo que en la
antigua Roma era la bondad de un varón.
Esto para autor, es lo semejante a la ética
de los aristócratas. Así mismo, para
Nietzsche (2005, p. 13), en su lengua
materna, existe una clara analogía de
“bueno”, con lo divino, lo bueno, el bien,
lo correcto, por lo que lo ético, siendo
esto un precepto de orden superior o
divino.
En tal sentido, las interacciones
sociales colectivas que pueden
encontrarse en la experiencia religiosa,
incluyen las fuentes morales que dan
forma al sentido de la práctica la virtud
en las personas. De hecho, se ha
demostrado cuán importante es para la
dimensión ética, el trabajo de Taylor
(1996, p. 321) sobre la religión, pues esta
juega un importante papel para muchas
personas. Se podría afirmar entonces
que para Taylor (1996), los valores de las
personas surgen de la religión y a través
de una poderosa voz interior (Dios),
postura contrapuesta a Nietzsche (2000),
para quién los valores surgen de la
misma persona y solo le basta con
escuchar a su propio ser, sin considerar
la presencia de Dios, pues para el filósofo
alemán, ya en este punto “Dios ha
muerto” y la persona ha trascendido lo
divino.
Lehman (2004, p. 50), sugiere que
debería existir una conexión entre la
4 “The familiar ethical position of accounting is
entrenched deeply in a theme that Habermas
develops from the work of Kant ‘which is a
discourse that harkens back to the Enlightenment
contabilidad y la religión, ya que, desde
su argumento basado en (Taylor, 1996),
la religión interviene en la formación de
una sociedad civil comprometida con el
bien supremo, en forma de honestidad,
confianza y el cultivo de la virtud.
Mientras que la contabilidad al ser un
importante componente de la sociedad,
no debe reducirse a solo un
procedimiento desprovisto de esa virtud
que ofrece la religión.
Por lo tanto, el trabajo de Lehman
(2004) tiene como objetivo ir más allá del
llamado “individualismo egoísta” que
muestra Taylor (1996, p. 669) en su
trabajo sobre la modernidad, y reconocer
el papel de la religión en el desarrollo de
una ética centrada en los valores
comunes y presentes en una buena
sociedad; y en tal sentido, lograr que el
contador en el ejercicio de la profesión,
reconozca y actúe bajo estos valores
comunes que se encuentran en la
religión. Además, otro planteamiento
que realizan Townley, Cooper, y Oakes
(2003 citados en Lehman, 2006, p. 6), es
que la posición ética de la contabilidad
está profundamente arraigada a un tema
que Habermas (1999) desarrolla a partir
del trabajo de Kant (2002b), y es mostrar
al discurso una como herramienta clave,
para la búsqueda de la razón en los
asuntos humanos (4), tema que alude al
sermón del racionalismo presente en la
Ilustración.
Por su parte, Taylor (2003, p. 305)
discourse of rationalization as the pursuit of
reason in human affairs’ (Townley, et. al., 2003, p.
2)”
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observó que la visión de Habermas, tiene
la ventaja de permitirnos apreciar que las
opiniones éticas pueden ser correctas o
incorrectas, mejores o peores,
dependiendo del contexto. Habermas,
para Taylor, defiende una posición
"cognitivista", la cual se orienta a
comprender los hechos basándose en su
percepción, aunque lo que hace correcta
a la situación “correcta”, no es su
correspondencia a "hechos". Muchos de
los intentos por establecer una
dicotomía hecho / valor han fracasado,
principalmente, en la defensa de un
subjetivismo inverosímil (5).
Enfocando lo expresado por Taylor
(2003) al comportamiento del contador
público, es imposible no estar de
acuerdo con la visión de Habermas, pues
éticamente hablando, un profesional de
la contabilidad debe tener la capacidad
de discernir entre lo que es un acto
profesional correcto o incorrecto. Así
mismo, Nietzsche (2005) establece que, a
partir de una definición etimológica de lo
que es el bien y lo que es el mal, le
facilitaría al individuo (contador público)
al ser dueño una identidad ética propia,
el discernimiento para actuar con una
moral sólida.
5 “… ‘Habermas’s view has the advantage of
allowing for our sense that one’s ethical views can
be right or wrong, better or worse. He espouses a
“cognitivist” position, even though what makes
the right position right is not its corresponding to
“facts”. Many of the attempts to establish a
fact/value dichotomy have foundered on their
espousal of an implausible subjectivism’”
Por otra parte, la ética del discurso de
Habermas (1996, p. 11) demuestra su
predilección por el procedimiento,
afirmando que la teoría del discurso
intenta reconstruir esta auto
comprensión, la de una conciencia moral
universalista, de una manera que
potencia su significado normativo
intrínseco y su lógica, para resistir tanto
reducciones científicas como
asimilaciones estéticas (6). Para
Nietzsche (2000, p. 100) en cambio, el
discurso es la herramienta indispensable
para la autorrealización, y en
consecuencia también para la superación
del yo. Nietzsche ha de disponer de un
entramado de conceptos y lenguajes
para el hombre de hoy, ya que a través
de sus “diálogos ditirámbicos” en
Zaratustra, le da una especial
importancia a su discurso para exponer
el carácter existencial del Übermensch o
superhombre. El hombre, quien hasta
ahora ha trascendido hacia Dios y todo
lo divino, debe desde el momento de la
“muerte de Dios” superar a tanto Dios
como a sí mismo, en el propio mundo
terrenal. De tal manera, la libertad del
hombre no debe, ni puede ser ejercida
en lo celestial, sino en el plano terrenal o
“la madre tierra”.
6 Discourse theory attempts to reconstruct this
self-understanding [that of a universalistic moral
consciousness and the liberal institutions of the
democratic state] in a way that empowers its
intrinsic normative meaning and logic to resist
both scientific reductions and aesthetic
assimilations…
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Por su parte, cabe resaltar que una
suposición central en el trabajo de
Lehman, (2006, p. 30) es que tanto
Gadamer como Taylor comparten la
opinión de que surgen inconvenientes
cuando en Habermas (1996) se separa la
ética de la moralidad. Pero en
concordancia con Nietzsche (2005),
Habermas (1996) mantiene una
afirmación fundamental en su
pensamiento, la cual expone la ilusión de
que las palabras y el lenguaje, funcionan
como herramientas que se pueden
controlar y medir.
Como se expresó anteriormente, para
Habermas (1991, p. 42) hay una
distinción entre moral y ética, además, ha
desarrollado un marco teórico complejo
para la comprensión de cuestiones
éticas, el cual se conoce como la ética del
discurso. En tal sentido, Para Habermas
el discurso no es simplemente lenguaje,
sino una forma reflexiva de
argumentación que apunta a lograr un
consenso motivado por la racionalidad
(7).
Además, en Habermas (1991)
encontramos que el discurso no es una
actividad exclusiva de filósofos, sino un
mecanismo cotidiano para regular los
conflictos sociales, ya que el lenguaje es
crítico y funciona para resolver conflictos
7 “Discourse is not simply language or speech but
… it is a reflective form of speech that aims at
reaching a rationally motivated consensus”
8 Wie sehr bedauere ich es jetzt, dass ich damals
noch nicht den Muth (oder die
Unbescheidenheit?) hatte, um mir in jedem
Betrachte für so eigne Anschauungen und
dentro de grupos o sociedades.
Nietzsche (2007), por su parte, empleaba
un lenguaje “personal” para expresar
opiniones e ideas nuevas, que iban en
contra de la moral de su época, como lo
hace saber en este pasaje del nacimiento
de la tragedia
¡Cuánto siento ahora no haber tenido
el valor o la inmodestia- de emplear,
para la expresión de ideas tan personales
y audaces, un lenguaje personal; haber
tratado de expresar trabajosamente, con
ayuda de fórmulas kantianas y
schopenhauerianas, opiniones nuevas e
insólitas que eran completamente
opuestas, tanto al espíritu como al
sentimiento de Kant y Schopenhauer!8
.(Nietzsche, 2007, p. 15)
La idea de fórmula que Nietzsche
(2007) plantea en “fórmulas kantianas y
schopenhauerianas” manifiesta el
profundo alcance que el filósofo alemán
le da al lenguaje y al discurso, para
exponer sus ideas; pero no como un
escueto enunciado superficial, sino como
una metodología, capaz de una
observación aguda. La idea de fórmula
planteada, significa una “capacidad
alquímica”, a través de la cual, se puede
observar, profundizar y transformar. La
“incertidumbre nietzscheana” en tal
sentido, muestra la extensa importancia
Wagnisse auch eine eigne Sprache zu erlauben, -
dass ich mühselig mit Schopenhauerischen und
Kantischen Formeln fremde und neue
Werthschätzungen auszudrücken suchte, welche
dem Geiste Kantens und Schopenhauers, ebenso
wie ihrem Geschmacke, von Grund aus entgegen
giengen!
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de la adquisición del lenguaje.
Habermas (1991), por su lado, afirma
que las sociedades crean su propio
lenguaje, esto con el fin de proporcionar
la comunicación necesaria para su
correcto funcionamiento. En tal sentido,
Habermas (1991) quiso establecer la
base racional para la comunicación, con
la convicción de que, con la misma, se
trabajará para el mejoramiento de las
sociedades, en el que se evitan y
resuelven conflictos.
Por otra parte, Taylor (1996, p. 419)
argumenta que los discursos modernos,
como postmodernos, ofrecen solo una
comprensión fragmentada de lo que
significa ser una persona. Por lo cual,
Lehman (2000, p. 433), expone que un
nuevo discurso evaluativo no solo tendrá
que ser dialécticamente abierto a la
'nueva reflexividad' que ha surgido en los
últimos veinte años, sino que también,
necesitará ser capaz de sostener una
adecuada explicación teórica de sí
mismo. En tal sentido, se podría afirmar
que hay cierta similitud con la propuesta
de Taylor (1996) con la autorrealización
propuesta en Nietzsche (2000), pues
ambas buscan una definición propia del
“yo”, con la diferencia que Nietzsche no
solo busca la definición del “yo”, sino
trascender del mismo.
Lehman (2000, p. 435) afirma que,
desde el aparente giro posmoderno en el
discurso evaluativo, la realización que
menciona a todos los agentes humanos
"autointerpretados" como animales, y
9 “Since the apparent post-modern turn in evaluative
discourse the realization that all human agents are
<self-interpreting> animals that define themselves
que se definen a sí mismos contra un
"fondo evaluativo de distinciones de
valor", se ha perdido9. Según Lehman
(2000, p. 434), el trabajo de Taylor (1994)
sobre la autenticidad muestra que el
discurso interpretativo más convincente,
debe basarse en premisas comunitarias,
así como en las fuentes de valor y el yo.
Taylor (1994) ofrece un acercamiento
para la interpretación a través de lo que
él llama “autenticidad”, ampliando
nuestra comprensión de la autonomía.
En tal sentido, se necesitaría también una
autorrealización como la que plantea
Nietzsche (2000) en Zaratustra, para
considerar procesos de autorrealización
y autonomía. En este punto, la
autonomía se refiere a la libertad
humana y a la capacidad de ser imparcial,
pero la autenticidad exige la
contextualización de dicha autonomía.
Lehman (2000, p. 435) sugiere que el
centro del discurso interpretativo de
Taylor (1996), es una serie de
argumentos fundamentales que
permiten considerar e interpretar al "ser",
como un reflejo de diferentes fuentes
evaluativas. Esto a medida en que esta
serie de argumentos impactan y giran al
entorno del “ser”, siendo orientadas por
y a través del espacio moral. En
consecuencia, Taylor (1996, p. 520), nos
recuerda la idea de que la naturaleza, es
una fuente del yo, y esta se manifiesta en
las ideas de Shelley (1965, p. 137), ya que
es a través de la poesía, donde se refleja
la alteridad del “ser” y el “yo”. “Un poema
es la imagen misma de la vida expresada
en su verdad eterna. . . la creación de
against an evaluative <background of distinctions of
worth> has been lost”
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acciones de acuerdo con las formas
inmutables de la naturaleza humana, tal
como existen en la mente del Creador”
(10). Así mismo, para Zubiri (2004, p. 84),
tanto el hombre como la naturaleza ya
no bailan sobre los pies del azar, ni sobre
los pies de los dioses, sino sobre el
fundamento que los mide, los relaciona y
le da a cada uno su justo lugar dentro del
tramado lógico de lo necesario, universal
y a priori.
En contraparte, para Mill (1929, p. 20)
la máxima de "seguir la naturaleza"
sonaba como un retorno a una ética
animista. De igual forma para Mill
(1929,p. 21), el decreto de seguir la
naturaleza es ambiguo, ya que la
humanidad tenía la capacidad de
dominarla “…Pero felicitar estas y otras
hazañas similares, es reconocer que los
caminos de la Naturaleza son para ser
conquistados, no para obedecerlas” (11).
En tal sentido, Lehman (2000) afirma
que la naturaleza posee un valor para la
“categoría de declaraciones del deber”
con respecto a lo que la gente debería
hacer, en lugar de una declaración de
hechos, por lo que simplemente seguir la
naturaleza, no es realista en el mundo
moderno. Así mismo, Lehman (2000)
alega que Taylor (1996), nunca defiende
el "valor intrínseco" independiente de la
naturaleza, ya que es imposible hacerlo;
aunque al menos, una conciencia de la
naturaleza (voz interior) no debe
10 A poem is the very image of life expressed in
its eternal truth . . . the creation of actions
according to the unchangeable forms of human
nature, as existing in the mind of the Creator.”
11 “But to commend these and similar feats, is to
descartarse como mero romanticismo.
Además, Lehman (2000) manifiesta que
el trabajo de Taylor (1978), actúa como
un timón en la formulación de un
modelo contable crítico-ecológico.
Si hay algo que parece describir
bastante bien lo que es una actitud moral
o un precepto ético por excelencia, el
cual el contador público debe considerar
para interpretar su correcto actuar
dentro de una sociedad, es lo que
plantea Leopold (2019, p. 224), en lo que
se conoce como la ética de la tierra “algo
es correcto cuando tiende a preservar la
integridad, estabilidad y belleza de la
comunidad biótica. Está mal cuando
tiende de lo contrario” (12). En tal
sentido, la ética de la tierra, permite a los
individuos acercarse al valor de la
naturaleza y escuchar su propia voz. Por
lo tanto, la actuación profesional de un
contador público que ha alcanzado su
identidad ética propia, se interpreta
como correcta, cuando esta tienda a
preservar la integridad, el honor y la
reputación de la profesión y de su
persona. Y es incorrecta, cuando tienda a
lo contrario.
De acuerdo con este planteamiento,
surge la pregunta ¿Cómo se alcanzaría la
identidad ética del contador público? La
respuesta se puede encontrar en una
afirmación que hiciera Brandes (2008, p.
69) “la naturaleza humana no alcanza su
pleno desarrollo sino bajo la acción de la
acknowledge that the ways of Nature are to be
conquered, not obeyed…
12 "A thing is right when it tends to preserve the
integrity, stability, and beauty of the biotic
community. It is wrong when it tends otherwise
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sujeción”. En tal sentido, la pertenencia a
sí mismo, que permite el desarrollo de la
identidad del contador público, se
manifiesta durante una suerte de
sometimiento al Código de Ética
Profesional.
Lo anterior parece algo
contradictorio, pero de acuerdo con las
afirmaciones dadas por Brandes (2008) y
Nietzsche (2005), para que haya una
identidad ética en el contador público, es
necesaria una sujeción o sometimiento
previo que le permita un alto desarrollo
moral. Nietzsche (2005), da a entender
que es necesario estar en una especie de
sometimiento a las interpretaciones,
pero en este caso, sometimiento a las
interpretaciones de los fenómenos
morales dados en una sociedad
determinada.
El éxito del Código de Ética
Profesional
Cuando se habla de Código de Ética
Profesional, debe entenderse que es un
conjunto de normas de conducta dentro
de una profesión, que están respaldadas
por unos principios fundamentales
propios. El desafío que presenta el
Código de Ética Profesional, es poder
equilibrar y armonizar los derechos
individuales y grupales de una
comunidad profesional. En este sentido,
como la profesión contable está
conformada por un grupo de personas,
es de esperarse que entre estas existan
conflictos de intereses individuales. Por
esta razón, un contador público en busca
13
“the surrounding climate of ideas about how to
live”.
de una identidad ética propia y en su
correcta actuación profesional, debe
saber equilibrar sus intereses
individuales con los intereses del grupo
profesional, por consiguiente, surge la
interrogante ¿Cuál interés tiene
prioridad?
En las sociedades occidentales
modernas, la premisa es promover y
proteger las libertades individuales, al
punto de que se ha llegado a afirmar que
estas sociedades igualan los intereses
individuales a los intereses de la
sociedad. Sin embargo, estos intereses
individuales tienden a colisionar con las
metas del grupo social. Este hecho
conlleva a que la regulación sea
necesaria para permitir las mismas
oportunidades a los demás. En
consecuencia, surgen sistemas de
creencias éticas bajo el contexto social o
cultural, lo que Blackburn (2001, p. 1) ha
llamado "el clima circundante de ideas
sobre cómo vivir” (13).
De dichos sistemas de creencias
éticas, surgen los Códigos de Ética
Profesionales, los cuales tienen como
finalidad, además de establecer patrones
de conducta, definir la responsabilidad,
los derechos y las obligaciones de los
profesionales, para estos no
comprometan su honor y el de la
profesión. En tal sentido, en el 2003, Sir
David Tweedie, ex presidente del IASB
expresó que “…Era hora de que los
auditores investigaran cuando los
clientes los presionaron para aprobar
cuentas poco fiables. Si no lo hicieran,
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advirtió, la profesión de auditoría se
enfrentaría a la extinción” (14).
El mensaje implícito en el comentario
de Tweedie (2003), expone la urgente
necesidad de profundizar y fortalecer la
ética profesional. Por ejemplo, si el
profesional de la contabilidad apoya
prácticas contables problemáticas, es
poco probable que la profesión en sí
misma sobreviva. Es necesario entonces,
que los profesionales de la contabilidad
se formen una identidad ética bastante
sólida, basada en la moral de los señores
de Nietzsche (2005, p. 12) “…alguien que
es, que tiene realidad, que es real, que es
verdadero”. Considerando que aquellos
contadores con una identidad ética débil,
tienden a ser manipulables, pues tienen
la moral del rebaño o la moral de los
esclavos; mientras que un contador con
una identidad ética propia surgida de la
moral de los señores, tendrá una
conducta ética tan fuerte, que ninguna
influencia de terceros lo desviará de su
camino moral, ni afectará tampoco sus
valores, manteniéndose como alguien
real y verdadero, por lo que se evitaría la
predicción hecha por (Tweedie, 2003).
Por su parte, Gaffikin y Lindawati
(2012, p. 16) establecen que un
auditor/contador público, es una
persona que pertenece a un organismo
14 “… it was time for auditors to dig in when
clients put them under pressure to approve dodgy
accounts. If they didn't, he warned, the auditing
profession faced extinction (quoted in Gettler
and Ravic, 2003)
15 “… An auditor/public accountant is an
individual who has membership of a professional
profesional en el que se espera que sus
miembros se comporten de manera
profesional y de acuerdo con sus reglas y
códigos de conducta (15). Ades,
concluyen que el desarrollo moral es un
componente importante, que influye en
el comportamiento y en el pensamiento
de los contadores públicos. En tal
sentido, el grado de profesionalismo del
contador está determinado por su
racionamiento moral, el cual influye
tanto en los contadores públicos como
en las empresas.
El racionamiento moral para
Thompson (1998, p. 5), es un argumento
que significa una razón o una serie de
razones, que apuntan a apoyar un
reclamo particular, que se llama la
conclusión (16). Así mimo, Gaffikin y
Lindawati (2012, p. 7) plantean que el
razonamiento moral, en el contexto de
un argumento moral, se define como los
argumentos sobre cómo las personas
deberían actuar o dar una razón para
justificar o criticar un comportamiento
específico. En este contexto, los autores
dicen que el razonamiento moral, surge
al demostrar una acción o
comportamiento que es una respuesta a
la pregunta "¿qué debo hacer?", y no
"¿qué podría hacer?" (p. 6). Por lo tanto,
el proceso de razonamiento moral es
específicamente el proceso toma de
body which expects members to behave
professionally and in accordance with its rules and
codes of conduct
16is an argument that means a reason or a series
of reasons that aims to support a particular claim,
which is called the conclusion. Hence, these
arguments consist of reason and conclusión
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decisiones éticas conscientes, basadas en
el juicio moral individual.
En palabras de Au y Wong (2000, p.
87), el mantenimiento de los altos
estándares de ética profesional, se basa
en la comprensión del proceso de
razonamiento moral. Este proceso del
razonamiento moral, forma parte de la
completa conciencia moral del sistema
de creencias de un individuo y de qué
decisión se toma cuando una persona se
enfrenta a un difícil dilema (17).
En síntesis, se puede afirmar que la
conciencia ética de los contadores
públicos, se define como la medida en
que el razonamiento moral de estos,
influye en la toma de decisiones éticas
basadas en juicios de moral individual. En
consecuencia, los factores clave del nivel
de razonamiento moral de los
contadores públicos, se concretan con
respecto al aumento del nivel de
desarrollo moral individual de cada
contador público.
Por otro lado, Gaffikin y Lindawati
(2012, p. 4), exponen que es muy
necesaria la existencia de estándares de
comportamiento que sean ampliamente
aceptados. Gracias a estos estándares, es
posible la armonización de prácticas
contables que llevan al profesional a
mantener un comportamiento
razonable, el cual, lo obliga a cumplir
responsabilidades con sus clientes, su
profesión y la sociedad. En tal sentido, los
17 The maintenance of high professional ethical
standards relies on an understanding of the moral
reasoning process. This moral reasoning process
forms part of the entire moral consciousness of an
Códigos de Ética Profesionales son más
que simples instrumentos que se usan
para mantener una imagen moral, ética y
honesta del profesional ante el público:
los organismos profesionales los
necesita, para garantizar la confianza del
profesional ante la sociedad.
Lo antes expuesto por Gaffikin y
Lindawati (2012), evocan lo que Kant,
2002a, (p. 18) planteaba con su
imperativo categórico, una
universalización de la ética. Esta
universalización se lleva a cabo a través
de la emisión de Códigos de Éticas
Profesionales por parte de organismos
internacionales, como el Consejo de
Normas Internacionales de Ética para
Contadores, con el fin de establecer
estándares de comportamiento
profesional en pro de mantener una
imagen moral, ética y honesta del
profesional ante el público.
Para Kant (2002a, p. 78) una acción
moral es aquella que se realiza solo
desde un sentido del deber y, por lo
tanto, la ética se basa sobre cuáles son
estos deberes. Por consiguiente, cuando
un reducido grupo personas determina
dichos deberes y le establece un Código
de Ética a un grupo más amplio de
personas; ese reducido grupo está
decidiendo el cómo ese amplio grupo de
personas debe comportarse, y esto es lo
que se conoce como heteronomía ética.
Desde la óptica de Nietzsche (2005), la
heteronomía ética priva al individuo de
individual’s belief system and from which decision
is made when an individual is facing a difficult
dilemma
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una autonomía moral y lo adoctrina a
una moral muy generalista. Por su parte,
el relativismo cultural, como se explicó
anteriormente, implica que cada país,
cultura o tribu, tiene su propio código
moral y su propia costumbre, razón por
el cual, un Código de conducta nacido de
la heteronomía ética, siempre, o casi
siempre, tendrá una renuencia.
Cabe resaltar que, como se mencionó
anteriormente, un Código de Ética
Profesional es elaborado por un
Organismo encargado para tal fin,
aplicando la heteronomía ética. La
heteronomía, que es lo opuesto a la
autonomía, emana del griego heteros,
“otro” y, nomos que representa “ley”. Así
mismo y parafraseando a la Real
Academia Española (2019), una persona
bajo la heteronomía, está sometida a un
dominio ajeno, que le reprime el libre
desarrollo de su naturaleza y en
consecuencia su autonomía, por lo cual,
esta persona vive según reglas que le son
impuestas, las cuales son soportadas
contra su propia voluntad, o incluso con
cierta indiferencia.
Haciendo una analogía entre lo antes
expuesto y la crítica de la moral por parte
de Nietzsche (2005), podemos encontrar
que él consideraba a la moral (de su
época), como algo impuesto que
conducía a la moral del rebaño, o a la
moral del esclavo, que es una moral del
resentimiento o una revalorización de lo
que el amo y su moral valora. En tal
sentido, Nietzsche (2005) consideraba
que la transmutación de los valores se
encargaría de corregir estas
inconsistencias de la moral.
Sin embargo, no hay que negar que la
idea del establecimiento de un Código
de Ética que estandarice el
comportamiento de los profesionales, es
bastante loable, pues se enfoca en el
deber, pero en la práctica, estos códigos
no siempre se cumplen a cabalidad, pues
solo disminuyen la oportunidad de hacer
trampa. En tal sentido, Lehman (2004, P.
59) argumenta que para Taylor un
mundo desencantado refleja una pérdida
moral que trae como consecuencia, una
disminución de la confianza.
Por lo tanto, cuando un contador
público, por cualquier razón, en su
actuación profesional hace que se vea
comprometida de alguna forma su ética,
deja de ser confiable, pues esto implica
que el profesional ha perdido su moral.
Tal como ocurre con las prácticas poco
profesionales, sobre todo en los casos de
Enron (2001) y Worldcom (2002), Tyco
International (2002), Parmalat (2003), y la
firma de Contadores Públicos Arthur
Andersen (2002), han hecho que surjan
dudas sobre las cuestiones éticas en las
prácticas empresariales, dando pie a
Códigos de conducta.
Por su parte, otro aspecto que Gaffikin
y Lindawati (2012, p. 7) abordan, es que
el éxito en la implementación del Código
de Ética Profesional, se logra con la
adhesión de los contadores públicos a
códigos de conducta. Por lo cual, se
evidencia que existe una suerte de
sujeción del individuo (contador público)
a un código de conducta, y tal como
Nietzsche (2005) y Brandes (2008)
argumentan, la sujeción es necesaria,
para lograr el pleno desarrollo, la
pertenencia a sí mismo y, en
consecuencia, el individuo (contador
público), alcanza su identidad ética
propia.
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Conclusión
En este artículo de revisión
bibliográfica, se abordaron distintas
ópticas y planteamientos sobre la ética,
desde Kant, Nietzsche, Taylor, Habermas,
hasta Lehman, Gaffikin y Lindawati. Si
bien es cierto que el imperativo
categórico planteado Kant (2002a),
pretende ser un decreto autónomo,
independiente de religiones e ideologías,
y que rige el comportamiento a través de
la razón, el mismo buscaba una suerte de
universalización de la ética. Esta
universalización se convierte en una
misión prácticamente imposible, cuando
se consideran el relativismo cultural y la
corriente crítica emergente.
Nietzsche, por su parte, fue un filósofo
muy controversial, pues sus ideas fueron
una crítica contra la moral de su época.
Consideraba que el imperativo
categórico de Kant (2002a) se
preocupaba más por el medio que en la
finalidad, a la vez que quiso motivar a las
personas a buscarse a sí mismas, pues
sus ideas invitaban a la creación de
valores propios, luego de que el
individuo pasara por un proceso para
trascender su ser, pues “Dios está
muerto”. La propuesta de Nietzsche,
través de sus obras cargadas de
complejas prosas (discurso), es que el
individuo pase por las tres
transformaciones del espíritu para
convertirse en el Übermench
(superhombre), quien goza de plena
independencia y autonomía que le
permite ser capaz de crearse una moral
tan fuerte, luego de cuestionar la moral
establecida, y alcanzar la moral de
señores y, por ende, una identidad ética
propia, que no podrá verse alterada de
ninguna manera.
La teoría que Taylor (1994), por su
parte, plantea que es posible lograr una
identidad ética, mediante la construcción
de un “yo”, el cual, es la definición de la
identidad del individuó (contador) a
partir de valores de orden macro, a los
que Taylor llama hiperbienes. Asimismo,
plantea la construcción de una buena
identidad va en sintonía con la
comunidad, pues ambas se deben
concebir como algo inseparables. Por tal
razón, Lehman (2004, p. 45) se basa en
este planteamiento, donde se reconocen
las dimensiones morales de la sociedad
para trascender el “enamoramiento” de
la modernidad con el procedimiento
técnico en el que se encuentra inmersa la
contabilidad.
En tal sentido, Lehman (2004)
basándose en el trabajo de Taylor (1996),
considera que las interacciones sociales
presentes en la experiencia religiosa,
incluyen las fuentes morales llamadas
hiperbienes, las cuales dan forma al
sentido de la práctica de la virtud, lo que
demuestra la importancia de la religión.
Por lo tanto, con la religión, se centran
los valores comunes dentro de lo que se
conoce como una “buena sociedad” y en
tal sentido, es importante que, en la
contabilidad se reconozcan estos valores
comunes para una práctica moral.
Aunque basar la ética en principios
religiosos, parece un planteamiento que
le da respuesta al cuestionamiento de la
universalización, surge un problema
cuando se considera el relativismo
cultural, dando a luz el siguiente
cuestionamiento ¿Cómo funcionaria esta
propuesta en una sociedad totalmente
laica? Desde el enfoque Nietzscheano, el
racionalismo ilustrado ha sustituido la fe
en Dios por la fe en la razón, la verdad y
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el progreso. Para Nietzsche los vicios de
la filosofía europea son los mismos que
están presentes en el cristianismo, por lo
que se podría decir, que él también veía
defectos en el racionalismo ilustrado.
Nietzsche (2000) propone que el
hombre, cuya moral hasta ahora ha
trascendido hacia Dios y todo lo divino
debe, desde el momento de la “muerte
de Dios”, superarse a sí mismo en el
propio mundo terrenal. De tal manera, la
libertad del hombre no debe ni puede
ser ejercida en lo celestial, sino en el
plano terrenal. En tal sentido, se podría
afirmar que, para la construcción de una
identidad ética, hay cierta similitud entre
la propuesta de Taylor (1996) y la
autorrealización de Nietzsche (2000),
pues ambas buscan una definición
propia del “yo”, pero con la diferencia de
que mientras Taylor se enfoca en lo
divino, Nietzsche busca trascender e ir
más allá de lo religioso.
Por otra parte, los escándalos
financieros presentados en este artículo,
demuestran que las prácticas poco (o
nada) éticas, han desvirtuado la
profesión y motivaron a la
implementación de leyes y códigos de
conducta. Si bien es cierto que la ética
está condicionada a la sociedad, ergo a
la cultura, también es cierto que la ética
está condicionada por el individuo, y en
tal sentido, es necesaria la existencia de
instrumentos que regulan los
comportamientos éticos de los
individuos, más allá de lo cultural, en un
intento de buscar un estándar que
armonice y permita juzgar actitudes que
pudieran ser inmorales. En este orden de
ideas, Gaffikin y Lindawati (2012, p. 4),
argumentan que es muy necesaria la
existencia de estándares de
comportamiento que sean ampliamente
aceptados. Pues gracias a estos, es
posible la armonización de prácticas
contables que llevan al profesional a
mantener un comportamiento
razonable, que lo obligan a cumplir
responsabilidades con sus clientes, su
profesión y la sociedad.
Los Códigos de Ética son más que
simples instrumentos que se usan para
mantener una imagen moral, ética y
honesta ante el público. Pero como se ha
expresado anteriormente, las
complicaciones surgen cuando, en la
implementación de los códigos de ética,
no se considera el relativismo cultural,
por ejemplo "En el interés público" que
persigue el Código de Ética Profesional,
(la cuestión del interés público aunque es
una noción muy controvertida, sigue
siendo la piedra angular de los reclamos
del estatus profesional), se requiere
alguna noción del equilibrio entre el
individuo e intereses de la comunidad, y
en los últimos tiempos, estos intereses se
han descrito como derechos, por lo que
el debate gira en torno a qué son los
derechos individuales en oposición a los
derechos comunales.
Pero el dictar la ética a los demás,
implica decidir sobre los intereses
particulares de cada individuo, ya sean
necesidades, deseos, afinidades,
proyectos, entre otros (el relativismo
moral en oposición al absolutismo
moral). El relativismo cultural por su
parte, implica que la moral también está
determinada por la cultura o subcultura
de un país o comunidad. En vista de lo
anterior, (Habermas, 1991), plantea que
el discurso no es simplemente lenguaje,
sino una forma reflexiva de
argumentación que apunta a un
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mecanismo cotidiano para regular los
conflictos sociales, ya que el lenguaje
funciona para resolver conflictos dentro
de grupos o sociedades a través del
alcance de un consenso racional.
Por otro lado, Gaffikin y Lindawati
(2012) expresaron que, a través del
apego a un código de conducta por
parte de los contadores públicos, se
garantiza el éxito en la implementación
del Código de Ética Profesional. Dicho
apego vendría siendo la sujeción
necesaria, desde la perspectiva
nietzscheana, para lograr la pertenencia
a sí mismo y el pleno desarrollo moral, y,
en consecuencia, contador público
construiría su propia identidad ética.
Para finalizar, si bien es cierto que la
tesis planteada en el trabajo de Lehman
(2004) de que una sociedad religiosa es
una buena sociedad, siendo esta ideal
para propiciar una buena formación ética
y moral en un contador público, parece
tener mucho sentido, la misma pierde
credibilidad cuando se considera que
países menos religiosos como Suecia,
Alemania, Hong Kong y Dinamarca,
poseen los índices percepción de
corrupción más bajos del mundo.
Mientras que, en el caso opuesto, países
más religiosos como Tailandia,
Bangladesh, Colombia, México, Perú y
Brasil, poseen los índices de percepción
de corrupción más altos del mundo.
Por otro lado, el actuar ético de un
contador público, desde la perspectiva
del imperativo categórico de Kant,
expone que el mismo es ético cuando
por deber cumple con todos y cada uno
de los principios éticos establecidos en el
Código de Ética Profesional. Para que se
cumpla el imperativo categórico, este
cumplimiento se realiza a través de la
razón y no por una condición externa,
por ejemplo: el profesional de la
contabilidad es integro, objetivo,
competente, reservado y profesional,
porque sabe desde su razón que el
hacerlo es bueno, y no porque tema a un
castigo o condena por no serlo.
Ahora bien, considerando a Nietzsche
en la construcción de la identidad ética
del contador público, sería necesario
primero cuestionar a los principios éticos
fundamentales: Integridad, Objetividad,
Competencia y diligencia profesional,
Confidencialidad y Comportamiento
profesional, y considerarlos como valores
impuestos, a los cuales hay que eliminar
y trascender para crear otros principios
que le son propios al contador público, y
que estén adaptados a su realidad social.
En tal sentido ¿Cómo saber entonces que
estos nuevos principios serán buenos?
Desde la percepción del autor de esta
revisión, esos nuevos principios
conllevaran a una buena actuación ética
por parte de un contador público, si se
ajustan a lo plasmado por Leopold
(2019), en la frase central de la ética de la
tierra, es decir cuando esos nuevos
principios, sin prejuicios ni perjuicios,
tiendan a preservar la a la profesión y
estarían mal, cuando tiendan lo
contrario.
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Revista Valor Contable, Vol. 9, Núm. 1, 2022 (94-114)
ISSN 2410-1052 (impreso)/ISSN 2413-5860 (digital)
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